martes, 28 de mayo de 2013

Funambulistas de la vida

(Sobre Hijos y padres, de Félix Teira, presentada en Los Portadores de Sueños junto con Abrir la puerta, de Ramón Acín, el 16 de mayo. Ambos autores dialogan acerca de sus obras)




Nada más leer el título del último libro de Félix Teira, me vinieron a la memoria los de dos clásicos de la literatura universal: la novela Padres e hijos, de Turgueniev y el cuento Padres e hijos, de Hemingway. Teira ha invertido el orden de los anteriores y titula su novela: Hijos y padres. En principio esta inversión parece coherente con el hecho de que sean los hijos quienes narran sus vidas en primera persona y quienes relaten, en tercera persona, las de sus padres.  

Pero el predominio de los jóvenes sobre los adultos en Hijos y padres va mucho más allá del título o del punto de vista: es más bien el pálido reflejo de una realidad que, no por poco conocida, deja de resultar esclarecedora cuando quien la describe sabe, no sólo enunciarla, sino mostrarla, como es el caso de Félix Teira.

Hijos y padres es una novela coral en la que cinco adolescentes zaragozanos del barrio de Las Fuentes narran su vida en el instituto, las relaciones con compañeros y padres. Como adivinará el lector de esta entrada, algunos de los temas de la novela son el despertar sexual, el alcohol, las drogas, la crisis de valores… Pero Félix Teira ha tratado de huir de los estereotipos dotando a casi todos sus personajes de alguna peculiaridad ajena a los temas citados: uno anhela ser fotógrafo, otra desea escribir poesía, otro dedicarse al fútbol…

De lo anterior se sigue que no carga el autor contra la jóvenes como tales, sino contra la crisis de valores que anida en ellos. Hijo, Gem, la Sucia, el Roda y la Vero –los cinco protagonistas antes aludidos– tienen en común un cierto narcisismo, que los hace creerse autosuficientes y desdeñar la autoridad paterna, cuando en realidad son meros funámbulos (o funambulistas, al decir de la editorial) que pisan por vez primera la cuerda floja de la vida. Sus padres también fueron funambulistas, pero en medio de la cuerda cayeron sobre la red y ahora los miran desde abajo, incapaces de aconsejarles.

En efecto, a menudo nos encontramos en la novela con padres en el paro, víctimas de la crisis económica. Pero también con padres adúlteros, con padres que se dan al alcohol, con padres que no respetan a sus propios mayores… ¿Cómo quieren influir positivamente en sus hijos?

Con frecuencia da la impresión de que Hijos y padres sea, no sólo una novela coral, sino también una novela circular, en el sentido de que las peripecias de sus protagonistas parecen no tener un principio ni un final, sino girar sobre sí mismas y llevarnos hasta el punto de partida, tanto ético como narrativo. Y al final el autor nos deja con la duda: ¿sabrán los protagonistas encauzar  su talento para la fotografía, para el fútbol, para la informática… en medio del marasmo moral?

Desde el punto de vista lingüístico, al igual que con la trama, Félix Teira ha querido resultar original, cambiando de registro conforme cambia el narrador, en cada una de las partes de la novela. En alguna, en particular en la primera, What a wonderful world, utiliza un lenguaje sincopado, repleto de frases cortas, un lenguaje metafórico que dificulta la lectura; aunque pronto entiende el lector que sirve al propósito de relatar la disfuncionalidad de la familia de Alfonso Arregui. Conforme avanzan las partes, el lenguaje parece ir simplificándose, hasta alcanzar el tono y la sintaxis romántica de la última parte, donde la narradora es Vero y el medio narrativo el diario. En esta parte las frases del autor parecen alargarse.

En definitiva, Félix Teira ha tratado –y en mi opinión ha logrado– escapar de los estereotipos propios de las novelas de adolescentes. Y aunque no esté bien juzgar parcialmente una obra compuesta de partes, debo reconocer que coincido con la opinión de Ramón Acín al respecto. Lo mejor de esta buena novela es su segunda parte: Gemelo, una pequeña obra maestra narrativa de la que no pienso desvelar ni un solo detalle, para que tú, lector o lectora, los descubras por tu cuenta.

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